martes, 8 de noviembre de 2016

¿ CÚAL ES EL ORIGEN DE LAS NOTAS MUSICALES ?

noviembre 08, 2016

El origen de las notas musicales

Guido de Arezzo, Guido Aretino, Güido Aretinus o Güido Mónaco (el monje Guido) (Arezzo, 991/992, monasterio de Fonte Avellana, c. 1050) fue un monje benedictino italiano, teórico musical y figura central de la música de la Edad Media junto con Hucbaldo (840-c. 930).

Se le ha considerado el padre de la música, y fue quien dió nombre a las notas musicales, inspiradas en las sílabas iniciales de unos versos dedicados a San Juan Bautista, «Ut queant laxis», atribuido su escrito a Pablo el Diácono, y que son los siguientes:
 

Ut queant laxis [«Para que tus siervos

Re sonare fibris puedan exaltar
 
Mira gestorum a pleno pulmón
 
Famuli torum las maravillas de tus milagros,
 
Solve polluti perdona la falta de
 
Labii reatum labios impuros,
 
Sancte Iohannes». San Juan»].

Solmización fue el nombre que le dio D’Arezzo a este sistema de entonación, y que posteriormente sería denominado solfeo.


Por ello fue el primero que elaboró una aproximación a la notación actual, al asignar los nombres a las seis primeras notas y al utilizar la notación dentro de un patrón de cuatro líneas (tetragrama), y no una sola como se venía haciendo anteriormente. D’Arezzo utilizaba este sistema para la enseñanza de la música y pronto adquirió gran popularidad. Su sencillez hizo que el  Papa ordenase su introducción inmediata en las escuelas eclesiásticas de música.
 

Inicialmente, la nota do se llamó ut (hoy en día sólo se utiliza en francés y en partituras de canto gregoriano), hasta que en el siglo XVIII se cambió el nombre de ut por do (por Dominus o Señor, aunque algunas fuentes apuntan que fue por el cantante italiano Giovanni Battista Doni). 

La razón principal para este cambio fue que la utilización de una
sílaba acabada en vocal favorecía que pudiese cantarse mejor (de hecho, en francés cuando se canta la escala en voz alta, ut se lee como do).
 

D’Arezzo no quiso dar nombre a la séptima nota, siguiendo la tradición que consideraba el Si como un tono diabólico (era denominado diabolus en música).

Hacia el siglo XVI se añadió la nota musical Si, derivado de las primeras letras de San Juan [Sancte Ioannes].
 

También en este proceso se añadió una quinta línea a las cuatro que se utilizaban para escribir música, llegando a la forma en que hoy la conocemos, llamada pentagrama. 

Después de las reformas y modificaciones llevadas a cabo en el siglo XVI, las notas pasaron a ser las que se conocen actualmente: 

Do, Re, Mi, Fa, Sol, La y Si.

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